sábado, 1 de diciembre de 2012

Ancianos caminando de la mano en Chefchaouen


Ancianos caminando de la mano en Chefchaouen (1)

Ancianos caminando de la mano en Chefchaouen (2)

SE BUSCA UN AMIGO

No precisa ser hombre, basta ser humano, basta tener sentimientos, basta tener corazón. Precisa saber hablar y callar, sobre todo saber escuchar. Tiene que gustarle la poesía, la madrugada, el pájaro, el sol, la luna, el canto, los vientos y las canciones de la brisa. Debe tener amor, un gran amor por alguien, o si no echar de menos el no tener ese amor. Debe amar al prójimo y respetar el dolor que los transeúntes llevan consigo. Debe guardar secreto sin sacrificarse.

No es preciso que sea de primera mano, ni es imprescindible que sea de segunda mano. Puede ya haber sido engañado, pues todos los amigos son engañados. No es preciso que sea puro, ni que sea del todo impuro, pero no debe ser vulgar. Debe tener un ideal y miedo de perderlo y, en caso de no ser así, debe sentir el gran vacío que eso deja. Tiene que tener resonancias humanas, su principal objetivo debe ser el de amigo. Debe sentir pena por las personas tristes y comprender el inmenso vacío de los solitarios. Debe gustarle los niños y darle pena los que no puedan nacer.

Se busca un amigo que tenga los mismos gustos, que se conmueva, cuando sea llamado por el amigo. Que sepa conversar de cosas simples, de rocíos, de grandes lluvias y de recuerdos de la infancia. Se busca un amigo para no enloquecer, para contar lo que se ha visto de bello y triste durante el día, de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad. Debe gustarle las calles desiertas, los charcos de agua y los caminos mojados, el borde de la carretera, el arbusto después de la lluvia, tumbarse en la hierba.

Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir, no porque la vida es bella, sino porque ya se tiene un amigo. Se precisa un amigo para dejar de llorar. Para no vivir inclinado en el pasado en busca de memorias perdidas. Que nos golpee en los hombros sonriendo o llorando, pero que nos llame amigo, para tener la consciencia de que todavía se vive.


Vinicius de Moraes - Brasil
Traducción al español: Ana Muela Sopeña